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“Danos agua para que bebamos… y la guerra comienza”

El agua promete ser en el siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo XX, el bien precioso que determina la riqueza de las naciones”. Revista Fortune.

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“Siete mil millones de personas padecerán escasez de agua en 2050 debido a los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos, según el último informe de Naciones Unidas publicado en vísperas del Foro Mundial del Agua (16 y el 23 de marzo) y del Día Mundial del Agua, que se desarrolla el próximo día 22. El origen de la crisis no hay que rastrearlo en la propia naturaleza, sino en la gestión de los recursos hídricos, esencialmente causada por la utilización de métodos inadecuados”.


Escasez aguda de agua


“Únicamente el 2,53% del total de agua existente en el planeta es dulce y el resto es salada. Aproximadamente las dos terceras partes del agua dulce se encuentran inmovilizadas en glaciares y al abrigo de nieves perpetuas.


Por otra parte, los recursos de agua dulce se ven reducidos por la contaminación. Unos dos millones de toneladas de desechos son arrojados diariamente en aguas receptoras, incluyendo residuos industriales y químicos, vertidos humanos y desechos agrícolas (fertilizantes, pesticidas y residuos de pesticidas).


Como siempre, las poblaciones más pobres resultan las más afectadas, con un 50% de la población de los países en desarrollo expuesta a fuentes de agua contaminadas.


Asimismo, las estimaciones más recientes sugieren que el cambio climático será responsable del alrededor del 20% del incremento de la escasez global del agua”.


ANALIZAR (JUZGAR).


Para esta ocasión hemos tomado la lectura de Éxodo 17. 1 – 8. Haciendo una pequeña adaptación del calendario litúrgico nos ampliamos un verso más, es decir hasta el ocho. Tenía razón el biblista Severino Croatto al mencionar que cuando leemos el Pentateuco sentimos la sensación de estar en constante movimiento (especialmente en el Éxodo por supuesto). [1] Es tal vez por esto que su carga teológica es muy significativa. En relación a ésta se dirá que es por la experiencia de la liberación que da sentido a la relación de Yahvé con su pueblo.[2] Hablando propiamente de las cuestiones teológicas es digno mencionar lo que Croatto aporta en cuanto a todo el Pentateuco pero también aplicable al propio Éxodo: “Se ponen de manifiesto dos mensajes centrales de la obra: por un lado, se señala la centralidad del periodo ´Egipto/Sinaí´ como eje de la historia y base de la “memoria histórica” de Israel; por el otro, que las promesas – otro eje semántico fundamental – no aparecen como cumplidas en el interior del texto para que lo sean para los destinatarios que lo leen en cada generación”.[3] Son dos aspectos que se prestan mucho para la reflexión en el texto; muy explorado el primero creo yo, pero menos en el segundo caso. Respecto a la ubicación de nuestro texto (al igual que los caps. 15, 16 y 18) se le coloca estratégicamente entre la travesía del mar (o la liberación de amenaza de las fuerzas faraónicas) y el evento del Sinaí.[4] El texto se mueve dentro de una estructura muy clásica, es decir, encontramos primero una introducción (localización geográfica en este caso), donde se plantea que todo movimiento es una iniciativa divina, v. 1, para después pasar al planteamiento del problema (escasez de agua: problema básico de toda existencia humana). En esta parte el pueblo también juega un papel importante, por lo general un papel antagónico, vv. 2 – 3. Y enseguida el método, cómo deben resolverse las cosas, vv. 4 – 6. El texto destaca siempre un acompañamiento activo de Dios. En la conclusión ubicamos los versos 7 y 8. El verso ocho nos introduce así en una guerra con los amalecitas por el agua y sirve como puente para conectarnos con nuestra propia realidad. [5] Siendo así notamos dos tipos de conflicto, con los de dentro, con los líderes y con el propio pueblo de Israel; y con los de afuera, representado en este caso por los Amalecitas.


Este capítulo, pero especialmente esta sección, abre el tema de las murmuraciones en el desierto. [6] Esta vez, como muchas otras más adelante, es por un producto de primera necesidad, sólo que dirigen todo su enojo para reclamarle a Moisés por qué los ha llevado a un lugar inhóspito, ahídrico. [7] Pelear es importante, sólo que debemos saber con quién pelearnos, pues no se trata de exigirle al líder lo que no está en sus manos resolver. Tal vez lo que sí podemos hacer es que le pida a Dios alguna explicación de lo que está pasando, pues seguramente Él ha de tener una idea de tales o cuales circunstancias, hablando de nosotros/as los/as creyentes por supuesto. El líder humano no es quien calma nuestra sed o llena nuestras expectativas, es sólo Dios quien puede hacerlo, pero sin duda con la participación del pueblo, en cuanto al agua física se refiere. Este enfoque tenía también la samaritana en nuestro pasaje del Nuevo Testamento (San Juan 4), al creer que toda satisfacción de la sed humana se podía obtener gracias al patriarca Jacob (“porque ellos adoraron en este pozo”) o a los patriarcas antiguos en el caso de Israel. La samaritana de igual modo refleja la mentalidad humana: piensa que nos podemos apropiar de los pozos (o ponerle precio), olvidándonos que el agua es un don gratuito del Creador. Jesucristo se presenta a la comunidad samaritana y jerosolimitana como el único quien puede, no sólo calmar la sed humana y en todos los sentidos, sino también permitir que los pozos de agua sean para el bien común. El texto del Éxodo presenta la ingratitud del pueblo porque a veces estamos peleando pero de manera equivocada. [8] Al recurrir Moisés a Dios se está desprendiendo de su respectiva cuota de poder y orgullo (indispensable en todo proceso de reconciliación y vida comunitaria), pues reconoce su ineptitud para enfrentar tal situación. Será Yahvé quien le diga cómo y dónde deben hacerse las cosas:

“Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y ve. He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel”. vv. 5 – 6.


Notemos el énfasis del escritor: “… y saldrán de ellas aguas, y beberá el pueblo”. El agua siempre para el pueblo y los ancianos o líderes de Israel están para dar fe de ello; estar seguros y procurar que todos/as pueden acceder a este vital líquido. Es interesante de igual modo que el pueblo piense lo peor de Moisés, pues cree estar allí a partir de la mala fe de éste, y es que muchas veces el pueblo tiene razón en cuanto a lo que piensan de sus líderes. El asunto del bastón de mando de Moisés permite ubicar el relato como obra final del Yahvista. [9]


ACTUAR


El Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), a través de su red de liturgia, tituló el periodo de la cuaresma en el año 2011 “El agua, los conflictos y la paz justa”. Como bien dicen ellos/as, por medio de estos recursos [10] se brinda la oportunidad a las personas y congregaciones de examinar los temas del agua, la justicia y la paz. Dentro de los conflictos internos, por llamarle de alguna manera, tenemos el asunto del no cuidado de la creación, en este caso, y específicamente el desperdicio del agua. Nuestras comunidades cristianas deben empezar a actuar en este sentido (haciéndonos una idea de cuánta agua consumimos. Lo que se conoce como nuestra huella hídrica individual).[11] Todos y todas debemos comprometernos en procurar una buena administración de este precioso líquido que, en Estados como el de Chiapas son muy afortunados de poseer en abundancia, pero no por ello están (o estamos) exentos de desperdiciarla.[12] Dentro de los conflictos externos se comienzan a vislumbrar guerras por este precioso líquido.[13] Algunos críticos no descartan que con la guerra de Irak se hayan querido controlar los recursos hídricos de los dos ríos famosos: Éufrates y Tigris, ríos caudalosos en una de las zonas más áridas del planeta. De igual modo estos dos ríos son fuente de conflicto entre Turquía – que posee las fuentes de ambos y es quien controla el caudal --, Siria e Irak. Lo mismo sucede con el Nilo, cuyas aguas se disputan Etiopía, Sudán y Egipto. Aquí el nacimiento y el 85% de las aguas están en Etiopía, pero no ejerce su posición dominante y además hay un acuerdo bilateral entre Sudán y Egipto para el reparto del caudal. Otras fuentes de discordia son el río Jordán y el Litani, en Oriente Medio. Entre todos los países implicados aquí, cabe señalar que Israel, Jordania y los territorios ocupados han agotado casi todos sus recursos de agua; de hecho cualquier acuerdo de paz entre Israel y Palestina ha de llevar un apartado sobre aguas para ser mínimamente considerado por ambas partes. En los últimos 50 años se ha combatido por el agua en 37 ocasiones y 27 de ellas enfrentaron a Israel y Siria a propósito del Jordán y el Yarmuk.[14] En Argentina, una investigación del Centro de Militares para la Democracia, llegó a una preocupante conclusión: "La cíclica presencia del Comandante del Ejército Sur de EE.UU. en la Triple Frontera, las declaraciones del Departamento de Estado y los rumores de que allí habría terroristas tienen un objetivo: el control del Sistema Acuífero Guaraní (SAG), un verdadero océano de agua potable subterráneo que tiene allí su principal punto de recarga". En este contexto no descartemos que los problemas en Agua Azul (Palenque, Chiapas) conlleven problemas de esta misma naturaleza, el control por esta importante cuenca hidrológica, por mencionar un solo caso en nuestro país. Sin duda el compromiso es enorme con nuestra creación. Millones de personas siguen clamando a Dios por agua. Oremos y trabajemos (pidiendo al Estado que las directrices sobre la tierra y los recursos naturales incluyan normas para proteger el acceso a los recursos naturales, incluida el agua) [15] para que en el planeta todos y todas tengamos esta bendición del agua. Que nuestro ayuno en esta época de cuaresma consista en abstenernos de gastar en abundancia este vital líquido y que nos unamos de igual manera al ayuno del petróleo [16] y que caminemos juntos con Dios y con nuestra comunidad de fe en este árido desierto, murmurando y tentando menos a Dios (Masá y Meribá), sobre todo cuando sabemos que la responsabilidad es nuestra y sigamos trabajando más porque el reino de Dios se establezca en este mundo, permitiendo que el agua siga siendo del pueblo, golpeando esas durísimas rocas (los grandes consorcios mundiales como Coca – Cola) que siguen reteniendo y apropiándose de millones de litros de aguas de nuestras poblaciones. Y soñamos porque así tengamos grandes motivos para:


CELEBRAR.


NOTAS.


[1] Severino Croatto, “El propósito querigmático de la redacción del Pentateuco” en, Pentateuco. RIBLA (No. 23), San José, DEI. Disponible también en: http://es.scribd.com/doc/50498456/ribla-23-pentateuco.


[2] Agabo Borges de Sousa, “experiencias de la caminata” en, Pentateuco. Ibíd. Disponible también en: http://www.clailatino.org/ribla/ribla23/experiencias%20de%20la%20caminata.html


[3] S. Croatto, “El propósito…”, Op. Cit. Felix García L. habla aquí de que estos relatos trascienden su dimensión histórica y se convierten en símbolos. Véase su Pentateuco. Estella, Verbo Divino, 2002 (3ª. edición), pág. 172.


[4] Para las implicaciones de la marcha de Israel por el desierto véase a Von Rad, “La marcha por el desierto” en Teología del Antiguo Testamento. (Vol. I). Salamanca, Sígueme, 1993 (7ª. edición), pp. 352 y ss.


[5] Los amalecitas se cree que eran grupos nómadas del desierto sinaítico. Desde el punto de vista histórico no hay mucha información al respecto. Tomemos en cuenta que las luchas con estos grupos nómadas eran constantes debido a la escasez de agua y pastos para el ganado, esenciales para la existencia humana. Véase para el caso a Agabo Borges de Sousa, Op. Cit.


[6] “El pecado capital de Israel, presentado una y otra vez con una fórmula casi estereotipada, consistió en haber tentado a Yahvé, es decir, en haberle provocado con su incredulidad y descontento”. G. Von Rad. Teología del.. Op. Cit., pág. 356.


[7] Es posible también que el texto contenga una especie de “chanfle”, pues puede ser que se trate de una responsabilidad que Moisés no puede o no quiere asumir. En este sentido (hermenéutico) el texto nos diría que es el hombre el culpable de la sequedad en el mundo y no Dios o alguna divinidad, dependiendo de la religión o creencia que se tenga, pero sí muestra claramente la súplica de su intervención en la solución del problema. Ante la irresponsabilidad humana se sigue exigiendo la responsabilidad divina.


[8] Esto nos hace recordar la protesta que hizo el embajador de Israel y otros muchos judíos al oponerse a la celebración del 24 de abril de 1990 en los Estados Unidos para conmemorar el aniversario de los casi dos millones de armenios cristianos que fueron asesinados de manera brutal por los turcos en 1915. A propósito de esto Hans Küng se pregunta: “¿Acaso la monopolización del sufrimiento (refiriéndose a los 6 millones de judíos asesinados por Hitler en Alemania) no lleva fácilmente a pasar por alto los padecimientos infligidos a otros?”. H. Küng. El judaísmo: pasado, presente, futuro. Madrid, Ed. Trotta, 2001 (3ª. edición), pág. 376. En el fondo se piensa que sólo mi lucha es legítima.


[9] Véase al respecto: José Loza Vera, “Éxodo” en, Comentario Bíblico Latinoamericano (Armando J. Levoratti, Editor). Antiguo Testamento. T. I. Estella, Verbo Divino, 2005, pp. 453 – 454.



[11] Considerando algunos ejemplos, con los 50 litros que se dice gasta un español para bañarse viven tres familias en Etiopía cada día durante la época de seca y los quince litros que gastamos más o menos al jalar de la palanca del baño, es lo que usa una de estas familias en todo el día. Como podemos ver las desproporciones en el mundo son enormes.


[12] Por otro lado, donde el agua abunda, los grandes consorcios la han privatizado, de tal forma que ahora sólo podemos acceder a ella comprándola. Las ganancias en este negocio del agua superan a la industria farmacéutica.


[13] Se considera que “únicamente el 2,5% del agua del planeta es dulce, y menos de la mitad está disponible para ser utilizada. Actualmente más de 1.200 millones de personas, sobre todo en América Latina, África y Asia, sufren la escasez del vital elemento en algún grado. Según el Fondo de Población de Naciones Unidas, dentro de 25 años una de cada tres personas en la Tierra tendrá poca agua o nada”. Marcel Claude en, http://www.ecoportal.net/content/view/full/52002


[14] Estos datos se los debo a Martha Iglesias, publicado en la revista Fusión. Disponible en www.revistafusion.com



[16] La operación Noé llama a un “éxodo del carbono”. Propone que, inspirándonos en la historia del Éxodo, el viaje de Moisés y los hijos de Israel para liberarse de la esclavitud del antiguo Egipto, reduzcamos nuestra dependencia del carbono. Dicho de otro modo, que caminemos más y usemos menos el vehículo, especialmente para aquellos/as que vivimos en la Ciudad.


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