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Let it be…/Déjalo ser…

“Siempre habrá una respuesta… let it be”

Cuando se trata del éxito o fracaso de un emprendimiento, o una iniciativa de cualquier índole, pero sobretodo, de aquellas donde más de uno se unen para trabajar bajo un propósito común, suele haber muchas interrogantes sobre cuál es la clave que lleva a una organización a lograr sus metas o consolidarse, ya que por lo regular saltan más a la vista los esfuerzos fallidos y los desafíos no superados de aquellos grupos, que ante las vicisitudes ceden a las circunstancias y se desintegran. Estudiosos y analistas organizacionales y empresariales logran conceptualizar y exponer de una manera metodológica y sistematizada las “claves” que de manera general han contribuido al desarrollo de emprendimientos exitosos que lograron consolidarse, de esto, puedes buscar diversas referencias y encontrarás factores en común, sin embargo, no todos aplican al contexto de todas las organizaciones, pues sin duda, el entorno en que se encuentra cada una y la percepción y cosmovisión de vida de quienes la integran, hacen de cada grupo un ente único, del cual dependen absolutamente los resultados, sean estos de “éxito” o de “fracaso”.


“Todo depende del cristal con que se mire” dice así un dicho muy conocido, el cual reformularía de esta manera… “Todo depende del cristal con que se mire…, y el punto de enfoque en que te concentras”, esto, como resultado de la inspiración y aprendizaje de haber conocido la labor y experiencia de más de 30 años, de dos grupos que recién visitamos por parte de Casa Jubileo, en Cuetzalan, Puebla; me refiero a “Tosepan Titatanizque” y a la organización de mujeres que operan hoy en día el hotel “Taselotzin”. Ambas organizaciones respaldadas por su trayectoria, trabajo y resultados dignos de reconocimiento al ser ejemplo e inspiración para quienes hoy en día empezamos a soñar, y también para quienes hoy ya se encuentran viviendo su sueño, un sueño que va más allá de lograr un anhelo personal, sino más bien, un anhelo compartido con los seres con quienes coexistimos en nuestro entorno, llámese comunidad, región, país o por qué no, ¡Tierra!, un sueño que integra a personas y naturaleza en pro del bienestar común y de la vida, no sólo de los que habitamos hoy en día, sino también de quienes vienen a integrarse al futuro de este ciclo.


​“Tosepan Titatanizque” y “Taselotzin”, son prueba viva de que cada “problema” representa una oportunidad de crecimiento, desarrollo, y de consciencia, tanto en los alcances de la materia, como en el ejercicio del espíritu por procurar una vida armoniosa, que contribuya al equilibro de la Tierra que nos alberga, siendo ejemplo y testimonio de que con unidad, constancia, confianza y servicio, se puede influir constructivamente en la realidad y contexto socio económico cultural que muchas veces se dicta por los acontecimientos globales; haciendo que cada paso, cada acción y logro los acerque más a la realidad y contexto que se desea vivir y heredar, fortaleciendo a la par su autonomía, empoderándose en el marco de una visión constructiva, abierta y empática que exige, además de sostener un propósito, el fluir, y eso, es parte también de mantenerse y seguir creciendo.


Hay historias de grupos que nos inspiran, ya sea por su labor, logros, influencia, resultados, tiempo de vida y más…, como el caso de estas dos organizaciones, a las cuales bien vale dedicar al menos un blog por cada logro, pues cómo sintetizar más de 30 años de acciones en unas cuantas líneas…, así que para conocer más a fondo de estos ejemplos de vida y unión, te exhorto a que te tomes un fin de semana y agendes una visita con ellos, disfrutes de sus instalaciones y te sorprendas con lo que de viva voz tienen para compartirte.


Lo que deseo transmitirte hoy, es el mensaje que más me impactó de esta experiencia, y tiene que ver con la salve ante aquello que nos hace desistir de nuestros sueños por el esfuerzo que representa, sobre todo cuando nos vencemos ante las barreras y desafíos que nos encontramos en el camino, particularmente, al ser parte de un grupo con un fin común.


Dicen que cada cabeza es un universo, ahora, imagínense a varios universos únicos y diferentes tratando de llegar a un acuerdo sobre algo…, suena complicado, ¿no?; resulta que cada quien aporta y actúa en base a su experiencia de vida, expectativas, ó creencias, lo que en ocasiones resulta contraproducente a la cosmovisión de los demás miembros, desatando conflictos y fracturas que dañan la estructura que se busca unificar y mantener; es aquí, donde algunas organizaciones terminan por desintegrarse y la causa que los motivó queda perdida. Algunos grupos, de manera interna, luchan por convencer y mantener a los miembros enfocados a un punto de vista o a la causa, y eso, a veces tiende a ser agotador, al punto de llegar a la desilusión cuando a pesar del esfuerzo, no todos los miembros sobreviven al grupo y desertan.

“Tosepan Titatanizque” y “Taselotzin”, nos enseñan que lo más importante cuando decides unirte por una causa, es mantenerte en el propósito que los unió, y salir de ti mismo, pensar en los demás, pues una necesidad puede convertirse en una oportunidad que te conduzca a explorar nuevos caminos que fortalezcan lo que haces, y “dejar ser” a la vida, pues no sólo tú tienes derecho a ella, sino también la Tierra misma, los que siguen tus pasos y los que aún no llegan.


“Dejar ser” implica reconocer lo que acontece ahora, no cerrar los ojos o aferrarte a un solo panorama, sino aceptar lo que ocurre para entonces generar cambios o ejercer influencia bajo el propósito o anhelo que deseas sea una realidad en tu vida.


“Dejar ser” es abrir los brazos a la expansión, y también, dejar que el flujo tome su cauce natural y no retener, pues la cantidad no hace la fuerza, mas la voluntad de uno o cuatro sí, y de cien, ni se diga…, pero no te enfoques en cantidad, sino en disposición de servicio, así llegarán y se irán los que tenían que ser y estar, pues no hay nadie que llegue con las manos vacías para aportar, ni ninguno que se retire sin haber sido influenciado por el propósito del grupo.

“Dejar ser” es dar paso a la libertad, de expresar, de retroalimentar, de crecer, pues todo es una oportunidad de experimentar nuevos modos, el fin es mantener la comunión del grupo, no las estructuras y los rangos.


“Dejar ser” es también reconocer los “fracasos” sin resistirte a “perder”, pues si bien fallaste, siempre queda algo además de la experiencia, y es el aprendizaje y la oportunidad de ser creativo, sólo así podrás ver que con lo que queda puedes iniciar un nuevo emprendimiento sin dejar de lado el propósito de tu causa.


Y por último, “dejar ser”, es permitirte amar lo que haces ahora, así no pensarás en el tiempo que te llevará lograr una meta, sino simplemente fluirás en tus dones y talentos, siendo y disfrutando mientras contribuyes a un objetivo, así contagiarás con tu ejemplo a los que te rodean, y quizá en adelante, puedas ver a tu esposo o a tus hijos siento parte de lo que hace 30 años un pequeño grupo inició.


Conocer e interactuar con quien ha sido parte de estas historias resulta enriquecedor y motivador, pues solo aceptando lo que es, habrá la oportunidad de seguir construyendo y expandiendo sueños, que además de ser parte de tu realización personal, contribuyan a la armonía de tu entorno y continuidad sana y equilibrada de la vida…

¡Gracias! a Casa Jubileo por este acercamiento, y como dice una canción muy conocida… “…in times of trouble…, in hour of darkness… let it be… there is still a chance that they will see… there will be an answer… let it be!...”

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